En este tiempo en que la negrura de la noche ciega y enmudece y esteriliza las horas y los días, yo te pregunto, amigo Sandro: ¿De qué pasta hay que estar hecho para, una vez que se ha visto poner para siempre el sol, seguir inventándolo cuadro tras cuadro durante treinta y cuatro años, y al final pedir ser enterrado a sus pies? © Antón Rodicio 2010.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario