domingo, 15 de octubre de 2023

La única salida

En lo profundo de la noche. Cuando más negro se ve todo. Pero también, cuando es más fácil encontrar la única salida posible: hacia adentro. © Antón Rodicio 2023

(Compostela, plaza de las Platerías)

sábado, 12 de agosto de 2023

A propósito de Dios

Decir que no hay Dios teniendo en la cabeza al Dios del que hablan las religiones (todas las religiones) es muy fácil: un Dios que va contra la lógica, es obvio que no puede existir: omnipotente y bueno es trivialmente incompatible con la existencia del mal (dolor, sufrimiento) en el mundo, cosa esta última que no admite duda.

Desechar a un Dios al que se identifica con las bestialidades cometidas a lo largo de la historia por quienes decían (y siguen diciendo) hablar en su nombre, es muy fácil (y justifica sobradamente la visceralidad implícita o explícita que exhiben a veces quienes se dicen ateos).

Ahora bien, si dejamos de hablar de Dioses infantiles (¿puede acaso ser otra cosa algo de lo que se predica la omnipotencia?) y dejamos de lado a todas las religiones y empezamos a hablar de cosas serias, ¿cómo desechas al otro que siempre va contigo? ¿Cómo desechas al que pugna desde lo más profundo de ti por asomarse al mundo real? ¿Cómo desechas a lo que insufla fuego a las ecuaciones para conjurar, a partir del mundo matemático, el mundo real y todos los demás mundos?

¿Que debería usarse otra palabra? Puede ser, pero eso implicaría dejarle la “administración de Dios” a quienes siempre lo han administrado mal. © Antón Rodicio 2023

lunes, 12 de junio de 2023

Los límites de mi lenguaje no son los límites de mi mundo

Lo que sigue es un fragmento del libro de Penrose La nueva mente del emperador, Capítulo 10:

«Una de las principales puntualizaciones que hace Hadamard en su estudio sobre el pensamiento creativo (La psicología de la invención en el campo matemático) es una impresionante refutación de la tesis, tan a menudo expresada todavía, de que la verbalización es necesaria para el pensamiento. Difícilmente podríamos hacer algo mejor que repetir una cita de una carta que recibió de Albert Einstein a propósito de esa cuestión: 

"Las palabras o el lenguaje, ya sea escrito o hablado, no parecen jugar ningún papel en mi mecanismo de pensamiento. Las entidades físicas que parecen servir como elementos del pensamiento son ciertos signos e imágenes más o menos claras que pueden reproducirse y combinarse voluntariamente... Los elementos antes mencionados son, en mi caso, de tipo visual y muscular. Las palabras u otros signos convencionales tienen que buscarse laboriosamente sólo en una segunda etapa, cuando el citado juego asociativo está suficientemente establecido y puede ser reproducido a voluntad".

(...)

Otros tipos de pensamiento, quizás tales como el filosofar, parecen más adecuados para la expresión verbal. ¡Quizá sea esta la razón del por qué muchos filósofos parecen ser de la opinión de que el lenguaje es esencial para el pensamiento inteligente o consciente!».

Hasta aquí Penrose. Y a partir de aquí, dos palabras para insistir en estas dos últimas frases suyas. Leyéndolas, me resulta inevitable pensar en Wittgenstein, para mostrarme en contra de uno de los aforismos de su Tractatus lógico-philosophicus: por mucho que Wittgenstein lo diga, estoy en total desacuerdo con que los límites de mi lenguaje sean los límites de mi mundo. Aunque reconozco que si se quiere transmitir algo de nuestro mundo a personas que no nos son cercanas, más nos vale ser capaces de traducirlo en términos de lenguaje. Por lo menos mientras no tengamos, como especie, habilidades telepáticas, dirección en la que estoy convencido que acabará evolucionando el cerebro humano, sea de modo darwiniano o sea de algún otro modo. © Antón Rodicio 2023

martes, 9 de mayo de 2023

El espejo

Mis problemas infantiles con el espejo (cuyo comienzo no recuerdo, pero sí que ya en torno a los 7 años existían) eran los tres siguientes: 1) La idea de que alguna vez me pusiese delante del espejo y no apareciese en él. 2) La idea de que alguna vez me pusiese delante del espejo y viese que algún objeto empezaba a moverse detrás de mí en el espejo, pero no en la realidad (este era el más terrible de los tres, sobre todo cuando me ponía ante el espejo en penumbra, lo cual me infundía verdadero temor, pero no podía dejar de hacerlo de vez en cuando). 3) ¿Hay algo en el espejo cuando nadie está mirando? Por supuesto, en aquella época no sabía nada de Kant, ni de la "cosa en sí" ni de muchas otras cosas, y más de una vez traté de acercarme al espejo con un rápido movimiento desde uno de sus lados, para ver si lo cogía por sorpresa, antes de que se percatase de que alguien estaba ya mirando y empezase a mostrar lo que habitualmente muestra... © Antón Rodicio 2023

domingo, 23 de abril de 2023

La misión sagrada del fotógrafo

Estamos rodeados de belleza que de tanto tenerla al alcance de los ojos se ha vuelto invisible, acaso sin haber sido vista ni una sola vez. Sobre todo aquella belleza cubierta desde el principio por el oscuro manto del tabú y la polémica.

Sólo la belleza puede salvar al mundo, y la más sagrada misión del fotógrafo en estos tiempos de emergencia planetaria e indigencia artística y espiritual, es contribuir a mostrarla. © Antón Rodicio 2023

(Compostela. Ciudad de la Cultura. Exterior del edificio del Archivo de Galicia)

domingo, 12 de marzo de 2023

La huida de la belleza

«...a orillas del río Quebar, el cielo se abrió y tuve visiones divinas» (Ezequiel 1,1).

La belleza está siempre ahí, a un paso de nosotros, pero nuestros relojes y nuestra forma de vida están ajustados para que no coincidamos nunca con ella. ¿Por qué? Porque lo bello –como Rilke bien sabía– es el comienzo de lo terrible: nos saca del mundo interpretado y nos lleva al mundo de las puras relaciones, dejándonos totalmente indefensos ante lo que es. © Antón Rodicio 2023

domingo, 5 de marzo de 2023

Teleobjetivo

Me gusta el teleobjetivo. Permite visiones de conjunto, perspectivas imposibles, percibir los detalles, sorprendentes recortes en la realidad, escudriñar el mundo sin inmiscuirse en él. ©Antón Rodicio 2023

(Compostela. La Ciudad de la Cultura desde 4 km y medio de distancia. En el medio, la torre de Conxo, a 2 km. Longitud focal 450 mm)