En el pabellón de Alemania de la Bienal de Venecia de este año se expone, entre otras obras, un video de la artista israelí Yael Bartana titulado “Farewell” (“Despedida”, “Adiós”). Las imágenes y el sonido de ese video, allí en directo, me parecieron sublimes, y fue lo que más me impactó de lo que vi en la Bienal.
Lo que acompaña a estas letras es una grabación de un fragmento del video; grabación que tuvo sus complicaciones, porque fue a contraluz y porque hube de moverme frecuentemente mientras la realizaba, para evitar los visitantes del pabellón que pasaban por delante de la pantalla de proyección.
Contrariamente a las imágenes y el sonido del video, su contenido (es decir, lo que el video trata de contar) no tiene para mí ningún interés. De hecho, este es quizás el mejor ejemplo que conozco de una obra en la cual el "objeto” es muy superior al "concepto”.
Dicho en pocas palabras, el video muestra la despedida de la Tierra de un grupo indeterminado de seres humanos, que van a entrar en la «nave espacial generacional» que ahí se ve, para emprender un viaje con rumbo y duración también indeterminados –pero de siglos o de milenios, hacia «las galaxias»–, a fin de darle un respiro al planeta y que éste pueda intentar recomponerse sin que nosotros le estorbemos. Es decir, dada la situación ecológica próxima al colapso en la que el planeta se encuentra actualmente, y dado que si los humanos seguimos aquí, acabaremos destruyéndolo en términos biológicos en no mucho tiempo, abandonémoslo ahora para que tenga alguna posibilidad de recuperación.
En fin, una propuesta de huida (no soy capaz de verlo de otro modo) como solución a los enormes problemas ecológicos a los que actualmente nos enfrentamos… © Antón Rodicio 2024