martes, 24 de septiembre de 2019

La Sibila de Cumas

En el extremo noroeste de la bahía de Nápoles se alzan frente al Mar Tirreno las ruinas de Cumas, el primer asentamiento griego establecido en Italia, allá por el año 750 antes de nuestra era. En lo alto de una colina de origen volcánico están los restos de la acrópolis, cuyo punto más elevado era el templo de Júpiter, antiguo enclave referencial para los navegantes. Más abajo se encuentran los restos del templo de Apolo. Y aún más abajo, la entrada del antro de la Sibila: una galería de ciento treinta metros de longitud, dos y medio de anchura y cinco de altura, excavada en la roca, que desemboca en una sala abovedada en la cual la sacerdotisa pronunciaba los oráculos.
Mujeres capaces de predecir el futuro aparecen en las tradiciones de muchos pueblos, pero pocas gozaron en la antigüedad de tanta fama como esta. Cuenta Ovidio en "Las Metamorfosis" que siendo joven y hermosa, Apolo, con el fin de conseguir sus favores, le ofreció cualquier cosa que desease. Ella, señalándole la playa, le pidió vivir tantos años cuantos granos de arena allí hubiese. El dios se lo concedió. Pero ni eso fue suficiente para que ella se mostrase dispuesta a entregarle su virginidad. Apolo entonces se enfureció y le dijo que había pedido y obtenido alargar el tiempo de su vida, pero no el de su juventud. Viviría, pues, por siglos, pero conocería como los demás mortales la vejez y la decrepitud, de modo que su cuerpo, ahora bello y lozano, se iría arrugando y encogiendo hasta quedar convertido en una piltrafa.
Tiempo después, ya anciana, según relata Virgilio en el libro sexto de la "Eneida", guió a Eneas al inframundo para que allí le fuesen mostradas las generaciones de ilustres romanos que constituirían su posteridad. Y mucho más tarde, refiere Petronio en el "Satiricón", estaba ya tan vieja y su cuerpo se había encogido de tal modo, que habían tenido que meterla, a fin de que no se perdiera, dentro de una pequeña redoma, y cuando los niños se le acercaban jugando y le preguntaban: «Sibila, ¿qué quieres?», su única respuesta era: «¡Quiero morir!, ¡quiero morir!». © Antón Rodicio 2019.

sábado, 21 de septiembre de 2019

Galicia siempre


Mi libro de fotografías de Galicia “Galicia Siempre” ya está en las librerías.
Se trata de un homenaje a Galicia. Un homenaje construido sobre la base de un peregrinaje de 25.000 kilómetros en 65 salidas fotográficas por todo su territorio: por la Galicia natural y rural, por la Galicia de los grandes núcleos de población, por la Galicia de los grandes paisajes de la costa y del interior, por la Galicia de los monumentos y vestigios históricos alejados de las grandes vías de comunicación…
Un gran peregrinaje para conseguir las más de 200 fotos entre las que fueron elegidas las 128 que contiene el libro. (Hubo sitios a los que fui hasta doce veces, en busca de la luz que permitiese captarlos en toda su espectacularidad y toda su belleza).
Y además de fotos, el libro tiene textos relacionados con ellas. Textos que contienen pinceladas sobre la historia de los monumentos y lugares representados en las imágenes, noticias sobre sucesos que en esos lugares ocurrieron, notas sobre la vida de personajes relevantes con ellos relacionados, información sobre los sitios desde donde están tomadas las fotos y la forma de llegar hasta ellos… Textos que están muy en la línea de lo que fueron mis colaboraciones de los 10 meses de la pasada temporada en la Radio Galega (septiembre de 2018 a julio de 2019). Muchos de los textos del libro sirvieron de base a guiones de la radio, y algunos de los guiones acabaron formando parte de textos del libro.
Datos del libro:
Título: “Galicia Siempre”
Editorial: Hércules de Ediciones
Número de fotografías: 128 (todas a doble página: 44x30 cm)
Número de páginas: 392
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
Peso: 3 kilos (el peso es importante, porque habla de la calidad del papel en el que están impresas las fotos)

Hay más información sobre él en la página web de la editorial, donde también se puede comprar.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Los ángeles neutrales en la "Divina Comedia" y en "Parzival"

El “Parzival”, de Wolfram von Eschenbach, y la “Divina Comedia”, de Dante, son las dos obras cumbre de la literatura medieval europea. (Aunque la primera sea menos conocida entre nosotros, hay quien la considera –por ejemplo Joseph Campbell, el famoso mitólogo norteamericano– incluso superior a la segunda).

El “Parzival” contiene la versión más heterodoxa de la leyenda del Grial, y a pesar de que Wagner dice haberse inspirado en ella para crear su ópera “Parsifal”, la verdad es que el misógino héroe de Wagner no tiene absolutamente nada que ver con los caballeros que aparecen en el libro de Wolfram.

Siendo la “Divina Comedia”, por su parte, la máxima obra literaria de la teología y la filosofía católicas, poco parecido puede esperarse entre su espíritu y el del “Parzival”. Y efectivamente, sus diferencias son radicales. Aunque los ejemplos podrían multiplicarse, basta con el siguiente. Dante condena al Infierno a los ángeles que permanecieron neutrales en la rebelión de Satán contra Dios, es decir, a los que no tomaron partido por ninguno de los dos contendientes. Wolfram, sin embargo, reserva a estos ángeles la elevada misión de sacar al Grial de la contienda y bajarlo a la Tierra, ofreciendo así a los humanos ese camino espiritual que está entre los pares de opuestos, entre el temor y el deseo, entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal. © Antón Rodicio 2019.