Estamos rodeados de belleza que de tanto tenerla al alcance de los ojos se ha vuelto invisible, acaso sin haber sido vista ni una sola vez. Sobre todo aquella belleza cubierta desde el principio por el oscuro manto del tabú y la polémica.
Sólo la belleza puede salvar al mundo, y la más sagrada misión del fotógrafo en estos tiempos de emergencia planetaria e indigencia artística y espiritual, es contribuir a mostrarla. © Antón Rodicio 2023
(Compostela. Ciudad de la Cultura. Exterior del edificio del Archivo de Galicia)
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