martes, 9 de mayo de 2023

El espejo

Mis problemas infantiles con el espejo (cuyo comienzo no recuerdo, pero sí que ya en torno a los 7 años existían) eran los tres siguientes: 1) La idea de que alguna vez me pusiese delante del espejo y no apareciese en él. 2) La idea de que alguna vez me pusiese delante del espejo y viese que algún objeto empezaba a moverse detrás de mí en el espejo, pero no en la realidad (este era el más terrible de los tres, sobre todo cuando me ponía ante el espejo en penumbra, lo cual me infundía verdadero temor, pero no podía dejar de hacerlo de vez en cuando). 3) ¿Hay algo en el espejo cuando nadie está mirando? Por supuesto, en aquella época no sabía nada de Kant, ni de la "cosa en sí" ni de muchas otras cosas, y más de una vez traté de acercarme al espejo con un rápido movimiento desde uno de sus lados, para ver si lo cogía por sorpresa, antes de que se percatase de que alguien estaba ya mirando y empezase a mostrar lo que habitualmente muestra... © Antón Rodicio 2023