Me entero por los medios (Cadena Ser) de que las grandes petroleras (Shell, ExxonMobil, Chevron, BP...) dan marcha atrás en sus compromisos de reducción de las emisiones que causan el efecto invernadero y el cambio climático.
Corren malos tiempos para el planeta, para las generaciones futuras, para todos nosotros, incluidos los accionistas de las tales empresas.
Ante esto son posibles todo tipo de reacciones viscerales (realmente no injustificadas) y un análisis simplista tras otro. Pero el problema es muy complicado.
El poder tecnológico que la humanidad tiene actualmente en sus manos es enorme. Y como su nivel de consciencia no está, ni de lejos, a la altura de ese poder, éste se usa en muchos aspectos del peor modo posible y la situación va de mal en peor.
En el ser humano no se ha producido a nivel emocional un cambio que pueda compensar el enorme desarrollo experimentado por su intelecto en los cuatro últimos siglos. Estamos muy lejos en lo espiritual de la vertiginosa altura a que la ciencia ha conseguido elevarnos en lo material.
La humanidad ha llegado a la mayoría de edad en lo exterior, pero en lo interior aún no ha pasado de la primera infancia.
Este es el verdadero problema. ¿Cuál es la solución? © Antón Rodicio 2024
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