martes, 25 de octubre de 2011

Volar

El ser humano ha cumplido su sueño de siglos de elevarse por los aires, incluso a velocidades que jamás había osado imaginar; pero volar volar, con el viento en la cara, libre como los pájaros, en la total ausencia de límites que lo constriñan, nunca podrá hacerlo más que en los sueños, en esos sueños que Freud pretendió a toda costa reducir y emporcar, pero que constituyen acaso el recuerdo más inexpugnable de que somos, a pesar de todo, de la estirpe de los dioses. © Antón Rodicio 2011.

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